A orillas del río Danubio, en la ciudad de Ottensheim, en Austria se encuentra uno de los hoteles más curiosos que existen. Sólo posee tres habitaciones y está ubicado en el principal parque de la ciudad.

Las habitaciones han sido construidas con tres tubos de hormigón que han sido reutilizados, de manera que en su interior puedan albergar una cama de dos plazas, una mesita y una lámpara.

Cada tubo dispone de una pequeña ventana circular por donde el habitáculo recibe luz y aire. También dispone de toma de corriente de 220v y conexión a Internet. Como es lógico las habitaciones no tienen ni baño ni comedor con lo cual los clientes deben usar los baños públicos del parque y los restaurantes de la zona.

Pero quizá lo más curioso de todo es que el precio de la estancia no está fijado en ninguna clase de tarifa. Las personas que se alojan en el interior de estas habitaciones pueden dejar el dinero que consideren oportuno por su estancia. La mayoría de los que se han alojado allí han dejado entre 7 y 20 euros por noche.