viernes, 5 de agosto de 2011
Diario del Camino de Santiago. Días 7, 8 y 9.
17:19 | 
Publié par
JaCata |
En este, mi noveno día, me encuentro descansando en un albergue por problemas físicos que me han tenido en jaque durante estas últimas jornadas. He pasado ya la ciudad de León, estoy a 6 kilómetros, y mi máxima preocupación en el día de hoy será no mover mi pierna izquierda por causa del sobre esfuerzo que llevo.
Día 7:
Saliendo de Bercianos han empezado a aparecer pequeñas molestias en el tendón de mi pie izquierdo.
El dolor ha ido aumentando a medida que he ido avanzando en mi séptima etapa, la cual no encierra ningún tipo de aliciente paisajístico, y que probablemente no sea la más indicada para hacerla con algún tipo de molestia, pues sus llanuras se hacen interminables y el calor empieza a apretar por aquí.
Decidí parar en Mansilla de las Mulas, a unos 18 kilómetros de la capital, León. Allí he pasado por consulta médica.
A unos 320 kilómetros aproximados para llegar a Santiago, mi objetivo, los médicos me han diagnosticado una tendinitis, cuya única solución según parece, es el absoluto reposo durante varios días. Con mis ánimos más bajos que nunca, he tenido la suerte de reencontrarme en el albergue con amigos catalanes, checos, canadienses y una particular camarera, que han hecho acto de presencia en el mejor momento posible para mí.
Día 8:
El Camino de Santiago es un camino que hay que recorrer preparado tanto física como mentalmente, pues a pesar de brindarte momentos de alegría, paz interior, y convivencia con personas diversas, representa un viaje de cierta dureza. No es fácil hacer El Camino.
Aquí vienes a vivir una pequeña vida dentro de tu propia vida y, al igual que pasa con su hermana mayor, aquí te encuentras un camino a veces fácil y gratificante, y otras veces empinado, doloroso, y lleno de piedras que tienes que ir superando con sudor y esfuerzo. Así es como es, esa es la magia que encierra: cuidarte y superarte a ti mismo.
Mi octavo día no empezó mejor de lo que esperaba. Con dolor, salí a las 5:30 rumbo a la ciudad de León, con la mente puesta en descansar el siguiente día. Tras pedirle al Sol que nacía a mi derecha que me diera fuerzas, fui recuperándome y fui llegando a la capital.
Sientes la historia palpitar en el corazón de León, el edificio que Dalí construyó para la ciudad, la Casa Botines, está inspirada de algún modo en la majestuosa Catedral de Santa María. Ambos edificios me conmovieron e hicieron que ese día recobrara el sentido para mí.
Ver, entrar, contemplar y respirar la enorme Catedral gótica, compuesta de altísimos techos y grandes columnas onduladas, y cuyas cristaleras y vidrieras permiten que los rayos del sol iluminen aquel armónico espacio, dan, a mi entender, el toque único en el mundo que posee aquel lugar en el que me hallaba.
Día 9:
Hoy daré tregua a mi problema muscular y me mantendré el resto del día recuperándome en el albergue de La Virgen del Camino. Por la mañana, un amigo de Canadá ha tenido el gesto de darme un fuerte masaje, ayudado de un líquido viscoso y transparente que, al parecer, se trataba de saliva de castor canadiense. Este tipo de gestos, absolutamente desinteresados y gratuitos, mantienen vivo ese espíritu de hermandad y unión que percibo entre los peregrinos a Santiago.
Aún estoy lejos de mi objetivo pero, mientras recupero fuerzas, tengo la sensación de que el Camino va a ser a partir de ahora más interesante aún. Más curvas, más montañas, más prados, y más amistades. Mañana seré un hombre nuevo, y nada podrá pararme.
“Dedicado a David: ejemplo de coraje, autoconocimiento y superación.”
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