En el norte de España se extiende un espacio geográfico que comparte una singularidad especial, es abarcado por las dos vertientes de la Cordillera Cantábrica, y es conocido como el País del Románico.

Hoy día, se presenta como una marca turística magnífica y natural que comprende las provincias de Cantabria, Palencia y Burgos, y tiene como característica especial la localización de numerosos restos arquitectónicos del románico.





El espacio coincide con el de la antigua Merindad de Campoo, donde se localiza la mayor densidad de monumentos románicos de España y Europa, de ahí su nombre actual, y la capital de este “país” es Aguilar de Campoo. Es así por lo que la comunidad local lucha por el reconocimiento como Patrimonio de la Humanidad, y poder asegurar su conservación, desarrollo y supervivencia.

El País Románico es una propuesta de desarrollo endógeno y sostenible, articulada en torno al patrimonio cultural que posee, un paisaje compartido por pueblos y gentes de ambas vertientes de la Cordillera y salpicado este por miles de monasterios e iglesias románicas, cuyas construcciones se hayan perfectamente integradas a la naturaleza como parte orgánica de la misma.

Una gran diversidad de espacios naturales es la tónica de estos parajes, como la Montaña Palentina, que se distingue por su variada flora en robledales o hayedos, y por su variedad animal como el oso pardo, en peligro de extinción. Se abre paso un paisaje muy apto para la práctica del senderismo o la observación de aves, y sin duda el río Ebro, que recibe sus aguas de las cumbres de Alto Campoo, se encarga de bautizar a la Península Ibérica.