Navegar por los alrededores de la “Isla Violeta” significa descubrir una tierra de cultivos fértiles y unas heroicas poblaciones, que antaño han formado parte de la historia de las Indias, y se han visto envueltas en guerras entre corsarios.

La Isla Terceira forma parte del grupo central de las Azores, y fue la tercera isla en ser descubierta, ocupando un territorio elíptico de 29 km de largo por 18 km de ancho, que hoy día supone un reclamo turístico para los amantes de bellos parajes y profundas grutas.






Hablemos primero de su capital, Angra do Heroismo, nombre concedido por el espíritu de sacrificio y patriotismo de sus habitantes durante los ataques y amenazas externas y por su resistencia al rey absolutista Miguel. Esta ciudad, junto con la isla, forma parte del Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO, y no hay que dejar escapar el encanto de sus calles, con las molduras de sus ventanas que proporcionan un paseo colorido y lleno de tradición, y las numerosas construcciones religiosas y civiles.
Avanzando por la zona este, encontramos una gran meseta volcánica y la cordillera Serra do Cume, cuyas laderas descienden suavemente hacia nuestra posición en el mar. Estas laderas son muy fértiles, al igual que el resto de la isla, por eso la agricultura continúa siendo la principal economía del lugar, siendo el mayor productor de cereales del archipiélago, junto con la ganadería y la recolección de algas.

El interior de la isla nos ofrece un paisaje agreste y ondulado ideal para excursiones que bien pueden comenzar en el mirador natural Monte de Brasil, desde donde se divisa Angra junto con el imponente océano a sus pies. Gran parte del interior es una reserva natural, y desde las alturas de la Serra do Cume podemos contemplar un bello mosaico de pequeñas granjas, muretes de piedra y campos de ganado.

Si seguimos indagando en la costa, descubriremos grandiosas grutas como la de Algar do Carvao, de 100 metros de profundidad, y cuevas larguísimas como la de Balcoes, formada por los gases volcánicos, y que ofrecen la oportunidad al viajero de contemplar una arquitectura natural única de incalculable valor.